The Fountain, de Darren Aronofsky
El pasado año 2007 me tuvo tan ocupado que no vi demasiadas películas. No es raro que la mejor de todas tardase en llegar. Se trata de The Fountain, de Darren Aronofsky, al que quizá conozcas por Requiem for a Dream o Pi.
En España la han llamado La fuente de la vida. Resulta bastante divertido en el doblaje ya que les obliga a incluir un subtítulo que reza La fuente de la vida cada vez que aparece un libro titulado The Fountain. ¿Qué les habrá llevado a añadir esa coletilla, pensaron que una película llamada La fuente no interesaría a nadie, pero otra llamada La fuente de la vida sería un éxito?
Si The Fountain fuese una película de Stanley Kubrick le pondrían un monumento, le darían su nombre a una calle, a una plaza, a una tapa, ganaría el premio Príncipe de Asturias y el Gordo1. Madre mía, pero si hasta tiene el detalle de no tratar al espectador como a un imbécil y explicárselo todo. Vaya, será mejor que pare, este película me gusta tanto que no puedo hablar de ella. Además, ya lo han hecho otros bastante bien.
Ah, y qué música más maravillosa. Clint Mansell la compone y Kronos Quartet y Mogwai la interpretan. El resultado es impresionante2. No veas el siguiente vídeo si tienes intención de ver la película, te podría destripar el argumento, sólo escucha:
En Nonesuch se oye mejor (aunque no está completa), no te destripan la peli y, además, hay más cositas.
¿Te ha gustado la película? ¿Te comprarías el DVD por los extras? Los que trae son interesantes, aunque falta uno: la pista con los comentarios del director. No se incluyó, pero Darren ha creído importante que tengamos acceso a ella. Si te interesa, podrás descargarla desde su página Web oficial. Se trata de un comentario poco usual ya que el director se esfuerza en no desvelar el simbolismo de la película, algo que otros parecen muy interesados en hacer, explicando pormenorizadamente el significado de todos y cada uno de los elementos de escenas y líneas argumentales. A veces, el espectador descubre cosas que ni siquiera el creador de la obra sabía que había puesto ahí.
La pregunta final que se hace Alberto Abuín (“¿Qué hubiera pasado si Aronofsky hubiera tenido total y absoluta libertad?”) ya nos la hemos hecho otras veces (por ejemplo, con Firefly). En este caso es especialmente pertinente porque ni siquiera le han permitido lanzar el DVD como él deseaba.