Buenas noches, y buena suerte
Acabo de ver Buenas noches, y buena suerte. Más vale tarde que nunca.
Al estar rodada en blanco y negro parece que nosotros, como los estadounidenses de los años 50, también estamos viendo la televisión que ellos veían. Es paradójico que, aún así, el tema que trata la película esté tan de actualidad. Clooney nos presenta la lucha que el reportero Edward R. Murrow mantuvo desde la CBS contra el senador McCarthy.
La película está llena de esos momentos que tanta gente que va al cine odia, esos momentos en los que “no pasa nada”. David Strathairn, el actor que da vida a Murrow, nos cuenta con una sencilla mirada lo mucho que se preocupa por sus amigos, por su país, lo duras que sabe van a ser las consecuencias que tendrá su defensa de lo que el considera justo. Y sabe que habrá víctimas, es posible que él sea una de ellas. Pero también sabe que hoy no le queda más remedio que ser quien es.
Visto con la perspectiva de los años, se puede llegar a la conclusión de que la prensa escrita demostró que la causa Murrow era importante: mientras que unos lo ensalzaban como el adalid de la verdad, otros lo tachaban de comunista. Quizá este sea el denominador común de lo que merece la pena: no debe dejar indiferente a nadie.
Lo mismo, pero a la inversa, hace Martínez Soler: toma los dos periódicos más importantes de España y compara el enfoque que cada uno hace de las mismas noticias. Muy recomendable. En esta era de la información, Martínez Soler me ha descubierto un nuevo formato periodístico que permite encontrar pinceladas que se perderían sin la comparación. En ocasiones, se trata de una brocha gorda más que de un pincel. Y ya sabemos que a mayor brochazo, más atención merecerá el tema.